Cipra, es una isla en el Mar Mediterráneo, con una población de 850 000 ciudadanos. Siempre se ha considerado uno de los países más seguros, con un bajo índice de delincuencia. Los ciudadanos se sienten seguros al abrir la puerta de su casa a un extraño, al caminar solos durante la noche o al permitir que sus hijos jueguen sin su supervisión en el parque del barrio.
Las escuelas se consideran lugares seguros y durante el horario escolar no se han registrado nunca incidentes delictivos. Los padres se sienten seguros al dejar a sus hijos e hijas en la escuela y los estudiantes van a la escuela en coche, en autobús o a pie. Nunca se ha pensado que un niño pueda ser secuestrado en la escuela...
Era alrededor de las 7:30 de la mañana, cuando un alumno, concretamente Ektoras, llegó a la escuela, dejó su mochila dentro de su aula y se fue a jugar al patio de la escuela con otros tres niños. Era un niño que se comportaba bien, siempre siguiendo las reglas de la escuela.
Sonó el timbre y todos los niños entraron en las aulas. La profesora tardó unos 15 minutos en darse cuenta de que Ektoras había llegado a la escuela pero no había entrado en el aula. Al principio, la profesora pensó que estaba ausente, pero luego vio su mochila junto al pupitre. Supuso que el niño podría estar en el baño o con la directora. Envió a un alumno a buscarlo, pero el niño había desaparecido. La profesora no sabía qué hacer, dónde buscar, qué pensar. Tembló y fue a informar al director de la escuela sobre esta incidencia. El director llamó inmediatamente a la policía y al tutor del niño, su madre, que acudió a la escuela en estado de shock. Todos los padres se enteraron de la incidencia por la televisión y llamaron al colegio para venir a recoger a sus hijos. Los psicólogos acudieron urgentemente al colegio para apoyar emocionalmente a la madre, al profesor, al director, a los niños y al personal del colegio.
Ektoras, el niño desaparecido, tenía 11 años. Su madre era médico en el hospital, cerca de la escuela. Además, uno de los niños que jugaba con Ektoras era nieto de un conocido médico y la madre del otro niño era enfermera en el mismo hospital. El padre de Ektoras era un piloto que trabajaba en el extranjero y mantenía un conflicto legal con su madre, reclamando los derechos de la custodia del niño. Ektoras llevaba muchos años sin ver a su padre.
Este incidente fue un rompecabezas para los investigadores, que intentaban encajar las piezas del rompecabezas para determinar si los motivos del autor estaban relacionados con la situación familiar del niño (familia divorciada), la actividad profesional de la madre o si el autor quería pedir un rescate, ya que podía tener problemas económicos.
La investigación estaba llena de pistas falsas.