Tan pronto como vieron a la chica, la cara de la señora Perkins se iluminó. Sin embargo, no dijo nada, esperando a que su nieto descubriera lo que era tan evidente para ella. “Perdóneme, señorita Adams. Sé que está pasando por momentos difíciles, pero ¿podría decirnos que estaba haciendo cuando su novio fue asesinado?”.
-“Bueno, Robert y yo no éramos realmente … Quiero decir, él no era mi novio. Llevábamos quedando durante un largo tiempo, pero yo siempre pensé que lo nuestro no tenia futuro”.
-“Ya veo, pero ¿podrías responder a la pregunta, cariño?”- preguntó dulcemente la señora Perkins.
- “Sí, lo siento. Pasé todo el día en la Universidad. Puedes preguntar a mis profesores”.
Antes de que pudiera terminar la frase, Mike abandonó la habitación y después de un par de minutos, regresó y colocó el cofre que encontraron en el parquet de atracciones encima de la mesa. La señora Perkins volvió a sonreír de nuevo. “Podría ser tan amable de dejarme echar un vistazo a su collar, señorita Adams?”.
-“Por supuesto. Aquí tienes. Robert me lo dio hace una semana”- dijo mientras le pasó la brillante llave que había en el colgante.
Mike cogió la llave, la metió en el candado y abrió el cofre fácilmente.
Todo el mundo parecía realmente sorprendido, menos la señora Perkins, quien parecía estar disfrutando de cada segundo. Frente a ellos, apareció el anillo de diamantes más bonito que cualquiera pudiera imaginar.
-“¿Qué se supone que significa todo esto?”- dijo la chica tartamudeando.
“Bueno, quizás Robert no te veía solamente como una simple amiga”- respondió Mike.
La señorita Adams rompió a llorar. “Juro que no maté a Robert. No le amaba, pero nunca le desearía nada malo. ¡Lo juro!”.
“Creo que está diciendo la verdad”- susurró Mike a su abuela.
Unos minutos más tarde, cuando ambos se encontraban ya en la calle, Mike recordó el papel con el número de teléfono que encontraron en el parque de atracciones que apuntó en su cuaderno. “Deberíamos llamar a ese número y ver quién responde”, dijo mientras empezaba a marcar los dígitos del número.
Una voz masculina respondió, diciendo el nombre de una tienda de flores de la ciudad. “Y eso confirma mi teoría. Vamos a hacer una pequeña visita a ese hombre”- dijo la señora Perkins.
…
“Buenas tardes, queríamos hacerle varias preguntas. Un hombre ha sido asesinado en el parque de atracciones y hemos descubierto una nota con el número de teléfono de su floristería en la escena del crimen. Sospechamos que el hombre le llamó o estaba planeando llamarle para encargarle algunas flores”- dijo la señora Perkins.
-“Mmmm… Permíteme comprobar el registro. ¿Cuál es el nombre del chico?
-“Señor Robinson” respondió ella.
-“ Déjeme ver… Robinson, Robinson… Oh, ¡aquí está!”
-“¿Podría echar un vistazo? Esto es algo raro. Aquí dice que el señor Robinson encargó 12 rosas para que fueran entregadas en el parque de atracciones”- continuó la señora Perkins.
-“¡Qué extraño! No había rosas cuando llegamos- añadió Mike.
-“Tuvimos un problema con el reparto. Llamé al chico y le comenté que llegaríamos media hora tarde”.
Mike había estado inspeccionando la tienda desde que entró. Cuando sus ojos se posaron en una de las papeleras de la tienda, se acercó por si pudiera haber algo útil e interesante allí. “¿Te lo pasaste bien en el parque de atracciones?”- dijo agitando en el aire el ticket del parque que encontró dentro. “Es bastante sorprendente que compraras la entrada cinco minutos antes de la hora de cierre. ¿Tuviste tiempo de montar en alguna de las atracciones?”
-“¿Qué? ¡Espera! ¿Qué estás insinuando? ¡Yo no maté a Robert!”- intentó defenderse el vendedor.
-“¿Robert? ¿Conocía al señor Robinson?”
En ese preciso momento, el jefe de policía entró en la tienda. El vendedor, mientras todo el mundo estaba distraído con su entrada, sacó algo de uno de los cajones y lo metió en su bolsillo.
“Perdone. ¿Sería tan amable de dejarme echar un vistazo a la pulsera que se acaba de meter en el bolsillo?”- preguntó seriamente la señora Perkins.
Sabiendo que no tenia escapatoria, el dependiente sacó la pulsera y se la entregó. La señora Perkins lo examinó a través de sus gafas con forma de luna. La pulsera de plata era bastante simple. Sin embargo, en la parte interior había un nombre grabado: “Beth Adams”.
“ Por lo tanto, ¿usted conoce a la señorita Adams, la pareja del señor Robinson?”- preguntó Mike
“Caballero, queda usted detenido por el asesinato del señor Robinson”- dijo el jefe de policía.